A lo largo de la historia, la figura de los zombies se ha posicionado en la ficción. Películas, videojuegos y series como The Walking Dead, Resident Evil, Train to Busan y el reciente estreno The Last of Us, han sido un éxito en ventas y sintonía. Aparentemente, el concepto de muertos vivientes tiene cierto encanto para la sociedad, pero ¿también lo es en el mundo de los negocios? Averígualo con nosotros.
En 1990, empresas japonesas recibieron el nombre de “empresas zombie” (zombie company, en inglés), durante la gran “Lost Decade”. En este periodo los precios de los activos japoneses colapsaron, por lo que las empresas solo generaron el dinero suficiente para cubrir los intereses de sus deudas. Por lo que las empresas pudieron mantener a sus empleados y no se fueron a la quiebra, aunque no eran capaces de pagar sus préstamos.
También conocidas como “muertos vivientes”, “muertos vivientes corporativos”, o “acciones zombies”; son compañías que no ganan el dinero suficiente para pagar sus deudas, pero sí para seguir funcionando. Por lo tanto, estas empresas pueden pagar costos generales y fijos, tales como los salarios de sus trabajadores, los alquileres, pagar intereses y tarifas.
Dada su situación, estas empresas no pueden invertir dinero en estimular el crecimiento activo de la empresa. En consecuencia, dependen mucho del financiamiento del banco para continuar existiendo, por lo el aumento de las tasas de interés puede ser un riesgo para ellas.
Cabe destacar que cuesta aún definir cuando una empresa pasa a ser un “zombie”, ya que ¿después de cuánto tiempo sin poder pagar el préstamo se le puede considerar a una empresa un muerto viviente? Según Goldman Sachs, se puede considerar que una empresa es zombie cuando no ha sido capaz de invertir en crecimiento o pagar sus préstamos por al menos tres años consecutivos. Además, Tom Papworth, en su artículo The Trading Dead, reconoce cinco características más comunes de estas empresas:
En otras palabras, una empresa obtiene su etiqueta de muerta viviente cuando se vuelve económicamente insolvente, aun así continúa operando solo porque puede cubrir gastos básicos y obligatorios, pero depende fuertemente del banco o del gobierno para mantenerse.
Las empresas zombies están aumentando. De acuerdo a un estudio de Kearney, de noviembre del 2022, titulado: “Zombie companies are on the increase worldwide. They don’t have to be”. En 2021, las empresas catalogadas como zombie oscilaron entre un 4% y un 6% entre todas las empresas del mundo. Mientras que en 2010 América del Norte tenía un 3,5% de empresas zombies, en 2021 subió este valor hasta 5,7%, lo que se considera un aumento moderado, si lo comparamos con Europa que pasó de un 1,2% a un 5,5%.
Según el estudio, el sector inmobiliario es el que cuenta con una mayor cantidad de empresas zombies a nivel mundial. En Estados Unidos y Europa, también destacan los sectores de manufacturación.
El Sistema de Reserva Federal (Fed) ha demostrado tener una política dura para combatir la inflación en Estados Unidos. Esta no es una batalla que vaya a terminar prontamente. Según Forbes, recientemente Christopher Waller sostuvo que: “inflation remains quite elevated, and so more needs to be done”.
Durante un tiempo una de las preguntas de los especialistas fue si la tasa de interés podría llegar al 5%, lo que hoy parece ser un hecho. Si bien, la inflación está tendiendo a la baja, no lo está haciendo tan rápido como la Fed esperaría que sucediese; por lo que mientras no se llegue a la esperada inflación anual del 2%, no se contempla cambiar la política monetaria que se ha tenido hasta la fecha.
Producto del alza de las tasas de interés de los bancos centrales, para combatir la inflación mundial, es posible que estas empresas zombies se desestabilicen aún más en un futuro. Por lo tanto, podrían elevarse las tasas de incumplimiento de pagos de deudas, lo que provocaría que los bancos e inversionistas comiencen a negar préstamos a empresas zombies, lo que terminaría por acorralar a estas compañías.
Si bien estas empresas representan una fuente de empleo, puede ser perjudicial para el desarrollo de otras empresas, ya que se están utilizando los recursos en compañías que no crecen ni avanzan.
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