En la lupa
Jul 20, 2022

Tu yo digital vive para siempre: la primera huella de la inmortalidad

¿Qué pasará con tus fotos de Facebook o con tus mensajes de Instagram cuando ya no estés?

Matías Humud
Matías Humud
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John Ajemian en 2002 abrió una cuenta de correo electrónico en Yahoo, igual que todas las demás en la época. Sin embargo, esta cuenta se transformó en el epicentro de una batalla legal durante casi una década, lo que planteó la siguiente pregunta: ¿Quién puede acceder a tus cuentas digitales después de que mueras?

En 2006, John murió producto de un accidente en bicicleta, con tan solo 43 años de vida. No hizo ningún testamento y su patrimonio pasó automáticamente a sus hermanos, quienes comenzaron a revisar sus activos con la información que tenían disponible. Para realizar esta tarea con mayor facilidad, necesitaban tener acceso a la cuenta de e-mail de su hermano, ante lo que le pidieron a Yahoo que les facilitara los datos de acceso. La compañía rechazó la solicitud, citando la Ley de Comunicaciones Almacenadas (SCA), una ley federal de 1986 que rige la privacidad en línea.

La empresa de correos afirmó que darles el acceso a la cuenta, violaría la privacidad que se exige la ley, por lo que no podían darles acceso a la cuenta ni a los correos electrónicos. De hecho, argumentaron que podrían eliminar todos los datos del correo electrónico. Ante lo que los hermanos de John Ajemian demandaron, empezando una batalla legal que finalizó en 2017 y falló a favor de la familia del fallecido.

El dilema: ¿quiero que mi familia pueda leer mis correos tras mi muerte?

El tribunal concluyó que la ley SCA no impide que las empresas entreguen la información a un representante, lo que crea un complicado escenario. Que tu familia tenga acceso a tu correo electrónico les abriría la puerta a tu legado digital, desde los aspectos privados de tu historia de vida hasta el ámbito financiero, como inversiones o tarjetas de crédito.   

Algunas áreas de la virtualidad pueden ser consideradas triviales, pero esta nueva posibilidad crea la necesidad de tener un plan después de la muerte, ya que deberás reducir la brecha entre lo digital y la vida real.

Las fotos familiares suelen almacenarse en una nube, tus recuerdos más importantes llenan las redes sociales, tus billeteras digitales crecen, tu biblioteca de libros es un mar de conocimientos en la Kindle y tus secretos más grandes pueden estar protegidos por contraseñas.

Todo puede perderse si no dejas un beneficiario señalado. La planificación patrimonial tradicional no está preparada para reconocer cuál es el valor de un yo digital, ya que, si bien puedes dejar de lado las fotografías en fiestas o la carpeta de memes, es imposible que digas que tu tiempo en línea se reduce solo a anécdotas sin sentido.  

Entonces, ¿qué puedo hacer?

Se ha creado un nicho para empresas emergentes que ofrecen el servicio de administrar tus cuentas en línea, específicamente para tomar decisiones sobre qué sucederá con tus redes sociales, una vez que desaparezcas del mundo físico. Esto podría amortiguar tu temor a que tu familia vea tus mensajes directos de Instagram o los millones de Tiktok que te enviaron e ignoraste.

Esta creación de una planificación digital crea un debate ético, sobre qué hacer y qué no hacer con la personalidad que vive en el ciberespacio. Los mensajes de whatsapp o las fotografías enviadas, pueden ser parte de un intercambio privado que no se quiera compartir con terceros, ¿después de muerto querrás que alguien los vea? La respuesta puede variar de persona en persona.

Un yo digital que perdure en el tiempo…

Roadrunner (2021) es un documental sobre el fallecido chef Anthony Bourdain, este fue duramente criticado por recrear la voz del estadounidense con inteligencia artificial, para leer un correo electrónico. Este acto fue duramente criticado, al igual que cuando Microsoft patentó una tecnología que crearía chatbots de personas muertas, para que usaran redes sociales o hicieran grabaciones de voz.

Si bien es probable que no seas tan relevante como las figuras del estrellato, no deja de ser espeluznante pensar en que la tecnología puede reanimar a una persona después de morir. Aun así, es una arista que otros grandes tecnológicos están explorando en la actualidad, como Amazon, quienes quieren programar a su asistente Alexa para cambiar la voz por la que tu desees, como la de tu abuela, por ejemplo.

En la actualidad, las cuentas en redes sociales pueden perdurar en el tiempo, como fantasmas, apareciendo como amigos sugeridos o como personas a las que puedes seguir, lo que puede aumentar el dolor en los amigos o familiares del fallecido. Existen ya a día de hoy redes sociales que transforman las cuentas en la categoría de “En memoria de…” o conmemoran la muerte de sus usuarios, de hecho, Facebook ya evita mostrar las cuentas de fallecidos como amigos sugeridos o posibles invitados a un evento.

De todas formas, a pesar de las medidas que se han tomado a día de hoy, estas cuentas digitales siguen siendo vulnerables a piratas informáticos. Por lo que cerrar estas cuentas, no solo son un buen instrumento para cerrar heridas o eliminar malos momentos, sino que también podría prevenir un potencial fraude.

¿Qué pasará con mis cuentas?

En los testamentos no suele aparecer información sobre las redes sociales de los difuntos. Sin embargo, en 2015, en Estados Unidos se emitió la Ley Revised Uniform Fiduciary Access to Digital Assets Act (RUFADAA), a través de la que un individuo puede designar a alguien a cargo de sus cuentas tras morir. Esta ley ya ha sido adoptada en 47 estados de los 50 que conforman Estados Unidos.

Esta realidad no ha llegado aún a nuestras fronteras, entonces, ¿qué pasaría? Apple, Facebook y Google ya han agregado funciones que permiten que los usuarios designen un contacto que pueda acceder a sus cuentas, para que hereden sus datos una vez mueran y, de esta forma, decidir qué hacer con la vida virtual del difunto.

¿La privacidad se mantendrá después de muerto?

Incluso aunque se le autorice a una persona entrar a nuestra realidad virtual, una vez que hemos muerto, nada asegura que los datos se manejen éticamente. En quien confíes, puede que no maneje del todo bien tus datos y comparta fotografías o contenido privado que no hubieses querido que vieran la luz. Así como puede que elimine los datos y respete completamente tu privacidad.

Frente a este problema, algunas empresas como Facebook, permiten que tu heredero vea y pueda descargar tus publicaciones, pero no revisar el historial de conversaciones y evita que elimine o agregue nuevos amigos a la página. Estas iniciativas siguen en pañales en otras redes sociales, por lo que sigue siendo complicado tomar la decisión sobre qué pasará con tu yo virtual.

Es difícil darse cuenta que tu yo virtual persistirá en el tiempo, prácticamente, las redes sociales descubrieron parte del sueño de la inmortalidad. Hoy nos hemos dado cuenta de que el tiempo en línea tiene un valor con el que no contábamos, cuyo destino es imposible de predecir. Lo que hoy es una fotografía en formato de meme que enviaste en un grupo de amigos, mañana puede ser el último recuerdo en ese chat de whatsapp. Así como esa grabación que enviaste con la pereza de escribir, puede transformarse en la puerta para programar tu voz por Inteligencia Artificial.

Este tema aún es un agujero gris del que no tenemos todo claro, lo que sí sabemos es que el mundo físico y las huellas que dejas en línea no siguen el mismo destino. Uno perece y el otro perdura.

Esperamos que este artículo sea un primer paso para comenzar a hacer crecer tu dinero.
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Advertencia: La información que se encuentra en este blog está destinada a un uso informativo general. No corresponde, en ninguna circunstancia, a un consejo personalizado de inversión. Cada individuo cuenta con necesidades diferentes, por lo que debes tener en consideración tu perfil de riesgo y objetivos, antes de tomar una decisión sobre tu situación financiera. Cabe destacar que, en holdolens, se comparten solo datos fiables sobre el comportamiento histórico del mundo de las inversiones. Sin embargo, no se puede garantizar un resultado específico sobre el mercado, ya que el rendimiento podría variar. Ten en consideración que toda inversión está sujeta a riesgos, entre ellos la pérdida del dinero invertido; cada ejemplo que hemos proporcionado es meramente ilustrativo, ya que somos incapaces de poder predecir cómo se comportará el mercado.